ATENCIÓN A LOS NAUFRAGOS

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ATENCIÓN A LOS NAUFRAGOS PARA QUE NO NOS DESHUMANICEMOS

En nuestro tiempo es muy fácil toparnos con la deshumanización a la que hemos llegado cuando contemplamos el fenómeno de la inmigración y como la Unión Europea aparca todos los Derechos Humanos de los que tanto ha presumido para cerrar las fronteras a los pobres que hemos fabricado en otros continentes. De esto trata mi novela “¡Ahora me toca a mí! Blog de Casimiro”.

Sin embargo, en este espacio queremos fijarnos en otros náufragos a los que ni siquiera vemos y en tantas personas que por ir tan “a lo suyo” no quieren ver más. Para explicarlo copiamos un artículo de Joaquin García Roca*.  

“Se me cegó de pronto el paisaje más claro.

El mar de mis espejos se trocó negra espuma

se detuvo el reloj que acortaba la noche

y chirriaron los goznes cerrando las salidas.

Te me volviste oscuro como el ébano y tanto

fue negra la negrura que enmarcaba tu rostro

que te perdí de vista, y ya no  tengo

una brizna de luz, ni huellas, ni caminos…

Y me duelen las manos de tantear tinieblas.”

(Pilar Ibarra)

“Cuenta  Barnes que hoy en día, los barcos se han ido haciendo más grandes, mientras que las tripulaciones se vuelven cada vez más pequeñas y todo se maneja mediante la tecnología. Se programa un ordenador en el Golfo Pérsico, o donde sea, y el buque se gobierna prácticamente solo hasta Londres o Sidney. Es mucho mejor para los armadores, que se ahorran un montón de dinero, y mucho mejor para la tripulación, que sólo tiene que preocuparse por combatir el aburrimiento y se pasa la mayor parte del tiempo bajo cubierta, bebiendo cerveza y viendo películas en vídeo.

En los viejos tiempos, siempre había alguien en la torre de vigía o en el puente, vigilando. Pero hoy, en los  grandes buques, ya no hay vigía, sino que, de vez en cuando, alguien observa una pantalla llena de puntos luminosos móviles.  En los viejos tiempos, un náufrago a bordo de una pequeña balsa o de un bote, perdido en medio del mar, tenía algunas posibilidades de ser rescatado si un barco pasaba cerca de él. Bastaba con que atara la camisa en lo alto del mástil, agitara los brazos, se desgañitara gritando y disparara un cohete de señales para que el vigía de turno lo localizara.

Ahora puedes estar durante semanas a la deriva en el océano y que los superpetroleros pasen de largo sin advertir tu presencia: el radar no te detecta, porque eres demasiado pequeño; tendrás que confiar en que alguien inclinado sobre la barandilla de cubierta para aliviar su mareo, se percate de tu existencia.  Seguramente abunden los casos de náufragos que en otro tiempo habrían sido salvados y a los que ahora nadie recoge; e incluso casos de personas que han sido atropelladas por los barcos que ellas creían que acudían a rescatarlas.  Trato de imaginar lo espantoso que puede ser la terrible espera… y luego, la sensación de desolación cuando el barco pasa de largo y no puedes hacer nada, porque todos tus gritos quedan ahogados por el ruido de los motores.

No pensamos en salvar a otras personas; seguimos navegando hacia adelante confiando en nuestras máquinas. Todo el mundo está bajo cubierta, tomándose una cerveza con Greg.”

                                                                                                          Joaquin Garcia Roca.

RESUMIENDO:

¡Es tan importante conservar las proporciones humanas y la sensibilidad atenta para que  no nos deshumanicemos!  Atención a lo pequeño, a la cercanía, de ahí nace la Esperanza…

Si te sientes naufrago o no estás dispuest@ a cerrar tus ojos ante la necesidad ajena, puedes compartir tus inquietudes y experiencias con nosotros… y explorar nuevas sendas.

Y porque nos falta aún mucho que aprender…

* NOTA: Aparecido en UNIDAD Y LUCHA. Organo del Comité Central del Partido Comunista Obrero Español julio/agosto 1993. nº 165 pg.13.)